DESDE UN MATRAZ ERLENMEYER / PALABRAS QUE SON EXPERIMENTOS / ERRORES
BIEN HECHOS / EVAPORACIÓN DESCONTROLADA / MEZCLAS ATÓMICAS O NUBES /
BIENVENIDOS AL LABORATORIO DE ESCRITURA CREATIVA.


26 junio 2009

Es más que eso- le dijo y salió a la calle. Subió al colectivo e inquirió al chofer. No, seguramente es más que eso-volvió a decir.
Tomó asiento junto a la ventana y en un semáforo, se lo dijo a un malabarista. No, no, todavía más que eso.
Bajó del colectivo cerca de un parque. Caminó junto a las palomas y pensó que quizá en algún otro sistema sí sepan o puedan decirlo. Pensó cómo sería vivir en un mundo, en un lenguaje en el que se pueda describir jus-ta-men-te-eso, en el que los adjetivos y adverbios y sustantivos no sean tan chicos, ni cursis ni poco conocidos. Pero su pensamiento también estaba delimitado, estaba hablado, escrito. Quiso deshacerse del lenguaje, de todo lenguaje conocido: para aquello, era más que obvio que podía prescindirse de cualquier sistema. De todas maneras, su incesante mente moldeada quiso crear una palabra nueva para poder llamarlo; mas su cerebro estaba muy acostumbrado al ruidoso español y no lo logró. Además, debía ser esa exacta perfecta tallada pulida palabra.
Una madre con su hijo se sentó a su lado. ¿Podrías decirme…?. Ella le dio un discurso inútil, el niño se quedó mirando perplejo desde una pequeña altura y no articuló palabra. Tampoco esto, pensó.
Las muchachas que se fotografiaban en el pasto, al sol, rieron ante la pregunta. Luego parecían preocupadas por su angustia, por su porte melancólico y extraño. ¿Ustedes serían capaces de poder dibujármelo, aunque sea? No, claro…
El paseador de perros, el pochoclero, la viejecita que alimenta a los gatos…todos le contaban anécdotas o decían “es como cuando…”, pero no eran contundentes con sus respuestas.
Con la noche en los párpados, comenzó a caminar rumbo a su casa. Estuvo a punto de preguntarle a alguien más, pero la resignación fue más fuerte.
¡Qué andar angustiado!- le dijo una vecina en el umbral de su edificio.
¡Es que nadie me lo puede contar!- le contestó, con bastante angustia.
Subió las escaleras, y entró en su departamento. En el contestador automático, unas pocas respuestas de sus amigos más allegados. (Había grabado su duda ahí, en un intento de agotar todas las salidas.)
Qué pena que nadie lo sepa- dijo, a solas.
Qué pena que sea algo tan nuestro que no alcancemos a descifrarlo. Qué pena que esté tan cerca que no podamos obtener una panorámica de él. Qué pena que sea su propio significado, su descripción y su efecto- escribió en un papel.
Se desplomó en el sillón. Rápidamente, el sueño invadió su cuerpo. Se soñó en el desierto, de noche, junto a un avión de algún viajero desafortunado.

Rocío

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