DESDE UN MATRAZ ERLENMEYER / PALABRAS QUE SON EXPERIMENTOS / ERRORES
BIEN HECHOS / EVAPORACIÓN DESCONTROLADA / MEZCLAS ATÓMICAS O NUBES /
BIENVENIDOS AL LABORATORIO DE ESCRITURA CREATIVA.


30 mayo 2009

Subir al árbol de la noochees


Infa______________n



__________________cia




Escapar de la chinela ofendida de la


_____M - U - E - R - T - E…..




Es la: infancia una calle de tierra


donde los perros (


Hurgan mi basura)____



28 mayo 2009

El “pibe sumisión”, se arrastraba por los pasillos del Call center , sumergido en un torbellino de pánico Lacaniano. Mientras lograba recomponerse de violentas convulsiones causadas por la presión contigua de la glándula epistemológica .Se dejó caer sobre su escritorio ubicado en un cubículo en forma de colmena hedionda de plástico.



El pasillo estaba poblado por máquinas de piel canturreando un discurso que , dicho sea de paso ,se había acurrucado en la memoria cual mantra infinito , una suerte de loop hipnótico dando por tierra cualquier pensamiento coherente .



Toda unidad recíproca con el interlocutor era nula.



En determinado momento alguno de los operarios sufría uno de estos repulsivos ataques, que los dejaba prácticamente inconcientes durante exactamente 16 minutos y 45 segundos…

Luego de tal disociación con la realidad (no la realidad propiamente dicha)

Los afectados quedaban desorientados un lapso de de 30,4 segundos mas un período ínfimo de recuperación y vuelta al trabajo.

El pibe conocía muy bien esta rutina por lo cual se lleva 4 celulares : uno para cada supervisor lameculo de Nimraud , uno para su novia, uno para si mismo ,para saber si seguía vivo y uno para llamar a la policía por riesgo de sufrir una posible combustión espontánea , tan común en estos días …



La comida era lo peor .La sopa de coca cola y fideos mas un brebaje a base de hostia consagrada por Pierce y escupida por unos cuantos pragmatistas.

Las cucharas eran una copia exacta del Monte de Venus de la madre de Nimraud .

Estas organizaciones se infiltran entre nosotros sutilmente enmascaradas por colores purpúreos e historias venusinas del baño de mujeres.

DECONSTRUID EL LENGUAJE DE FACTO

Enrojece! Enrojece rey Nimraud bulto de sucia deformidad pues tu presencia es la que hace emanar el néctar orgasmo desde tus venas frías.

Pronto la necesidad de satisfacer esta FALTA, empero, se manifestara en forma de síntoma cuyo única salvación es la reconstrucción lingüística.



Lucas Le Desma
El miércoles estaba por llegar cuando escuché que me llamaban cruzando la calle
- Murió mi tía – me dijo antes de saludarme – ayudame a cargarla
- ¿Está en tu casa?
- Si – (él vive a dos cuadras)
Le dije al pasar que iba a llegar tarde.
- Es lo mismo, ya estás llegando tarde.
- Cierto
Sobre Directorio se desbandaban las últimas personas. Casi al mismo tiempo cayeron las primeras gotas. La puerta estaba entreabierta
- Pasá – me dijo – está en el patio
El gato (Mandinga) olisqueaba el cuerpo. Cuando nos escuchó entrar vino corriendo, dejando tras sí huellas rojas en el piso.
- Mierda che ¿qué le pasó?
- No sé. Amaneció así.
La dejamos en el cordón de la vereda. Le dije que se iba a mojar y me respondió que qué le importaba si total ya se había muerto. Me había manchado las manos y parte del brazo. Pasé al baño. Cuando salí una pareja miraba el cadáver.
- Disculpe, ¿es suyo?
- No. Pero si quiere llévenselo.
- Gracias che – me dijo el hombre mientras se arrimaba al cuerpo.
Lo cargó en el hombro y se fueron caminando para el lado del Parque.

*editado 09/06
Ignacio

Fetidez

Equis estaba tan llena de ruidos y palabras que decidió partir rumbo al silencio. Sospechó al mutismo como reducto; se introdujeron parásitos que despedazaron sus entrañas, y eso – el rugido de entrañas rotas – hinchó a sus sienes hasta estallarlas y derramar cadáveres de pensamientos que lamieron firmamentos extraños.
Cuando alguien abría la boca se sobreponían a las sílabas brotadas de esos labios ajenos palabras que ardían en los pesados sesos de Equis. Ni siquiera sirvió el golpe que se propinó contra el espejo de su baño mientras el olor del café inundaba a los corredores de la casa como un presagio de ese día que se repetía durante años. Al abrir los ojos se supo despierta en una habitación cuya ventana daba a un jardín donde muchos lucían batas blancas que cubrían su desnudez triste.
Los ruidos y su propósito de llegar al silencio persistían.
Una mañana de nocturno sol divisó a un hombre tirado sobre la hierba, enrollado sobre sí mismo como un nonato. Nonato: no salir del vientre y hallar la ausencia de las palabras. Equis emprendió el retorno al cuerpo de su madre. A medida que se acercaba, las frases, las vocales y las consonantes se desvanecían. Mientras se empequeñecía y perdía miedo y pelo, el nombre de mamá empapaba a las cosas.
Dentro del vientre de su madre nadó presintiendo la cercanía del silencio. Mamá, ¿cómo gruñen los fetos?; mamá, ¿los fetos gruñen?; grr grr… ¿así? Al advertir la presencia de cavilaciones supo que no iba a ser testigo del silencio. Antes de seguir retrocediendo hasta llegar a los jóvenes días de mamá y los testículos de papá, tomó el cordón conectado a sus entrañas cada vez menos entrañas y rodeó a su cuello cada vez menos cuello apretándolo con fuerza. Equis dejó de ser cada vez menos Equis.

Andrés Felipe Escovar

Ejercicio 1

Salimos de clase. En la calle, bandadas de personas con barbijos se lanzan sobre las vidrieras, ingresan a los supermercados, y extraen la comida necesaria. La peste ha llegado, me dice un compañero con acento extraño mientras me toca el hombro. Presumo que la enfermedad me la transmite con su contacto. Me muevo con violencia; escapo tapándome la boca con mi mano sucia; mi mano quizá enferma, mi mano sumergida en el viento que trae al asesino, a ese verdugo del que desconozco el nombre, como cualquier soldado que me hubiese disparado en el frente de batalla sin considerar mi rostro. Llego a una leve calle empedrada. Las piedras no mueren. Rompo la entrada de vidrio de un cyber; el sonido de la alarma se enreda con el de las ambulancias de vehículos que rastrean incendios. En la pantalla de la computadora aparece el mapa con el seguimiento del virus: En rojo titilan los lugares enfermos, el planeta se torna escarlata como una figuración del anciano que se encerró en su departamento recitando oraciones al lejano cadáver de Lenin. Una cucaracha se acerca a mi zapato; si tuviera el insecticida se lo rociaría hasta que ella diera vueltas sobre sí misma como muchos de los enfermos que caen en las aceras; en casa cada vez resistían más el veneno, corrían un tanto y luego se ponían patas arriba moviéndose como los bebés apostados en una cuna: Cucarachas que despertarán de la muerte convertidas en hombres. Casi todos los países son rojos, el plantea es rojo, la tierra es marciana. Salgo a la calle, me siento en una vereda, estornudo, el asesino tiene un nombre: AH1N1 o la peste de un cerdo famélico. Estornudo y por eso escribo.

Andrés Felipe Escovar
En la vereda anterior a la del juzgado me explotó la cabeza en una escena digna del más barato cine norteamericano(1). -¡Puta madre! -pensé- ¡Justo hoy que es miércoles y el infeliz de D’Agostino llega temprano!
Todavía un poco aturdido por el episodio y con algo de seso colgando del cuello de la camisa junté del suelo los pedazos y los guardé en el tupper en el que traía unas empanadas que previamente tiré ya que no se me ocurría por dónde iba a ingresarlas a mi organismo. Luego entré al edificio.
Efectivamente, allí estaba D’Agostino en la mesa de entrada con su habitual gesto de gastritis crónica. -¿Qué te pasa Fernández? -me dijo con un tono socarrón- Te noto una expresión un tanto ausente. -Sí, -dije- es que me acaba de explotar la cabeza, pero estoy bien. Debe ser por este clima de mierda. Ayer frío, hoy calor… Ya no se puede confiar ni en el clima.
-Es cierto, che -dijo, actuando preocupación- Tengo una prima que le pasó lo mismo pero en el pie.
-Entonces no es lo mismo, boludo. -dije exacerbado por su idiotez, y me dirigí al ascensor.
Durante el viaje de ocho pisos pensé, o mejor dicho, profeticé todas las estupideces que me dirían mis compañeros de oficina por lo que me había pasado.
A las diez, Del Pino me preguntó si me gustaba el grupo “Cabezones”.
Un rato más tarde, Palonsky, a quien le decimos “Chiquito” justamente por ser todo lo contrario, pasó detrás de mi escritorio y recitó pronunciadamente -¡No se olviden de Cabezas, eh!
Antes de la hora del almuerzo, Berardoni intentó hacer un chiste sobre una cabeza, pero le salió mal y aprovechando el silencio para reivindicarse lanzó su habitual y gastado -¡Chiquito cornudo! Y todos rieron.
Pero la sorpresa llegaría a las dos de la tarde cuando la cabeza de Cosimano explotó con un estruendo ensordecedor. Hasta que nos fuimos a las seis, fueron explotando las cabezas de todos. La de Flanagan, después la de Otero, y así hasta que nadie tenía ya la cabeza en su sitio.

La calle se veía diferente al resto de los días. Una procesión de decapitados orquestada por maxilares, cráneos y tripas multicolores desfilaba por Florida.
Al llegar a Lavalle, un linyera que aún conservaba su cabeza, merendaba y reía a carcajadas expulsando de su boca pequeños fragmentos de medialunas empapadas de saliva y vino tinto de tetrabrik.


Juan Pablo Bidegain



(1) En la versión original dice: “del más pochoclero y barato cine norteamericano”. Sin entender bien por qué, seguí el consejo de Martín Kohan y eliminé el adjetivo “pochoclero”.

27 mayo 2009

Ejercicio

Por eso escribí, por eso escribo. No tengo más que decir. Hablando de desesperación me di cuenta que soy un erudito en el tema. Cada dos pasos me encuentro con un miedo que da sombra. A veces sale el sol antes que yo salga de casa. A veces me gusta vivir en un mundo de mierda donde las cosas cuestan el doble. Sacrificio. Jesús no saldría de traje y corbata de lunes a viernes. A veces me pongo a pensar que piensan los payasos sobre las estatuas vivientes. Tendría que haber una lista de personas que se animen a cagar a trompadas a un mimo. Pero no me queda en claro el miedo a la muerte. Dicen que un artista crea para dejar sus huellas antes de morir que, a su vez, rompen con la idea de muerte definitiva. Allí, donde se quede un resabio de germen de duda que resiste a creer en lo increíble. Cada vez que se cierra el libro de poemas y no se lee, el poema muere indefinidamente. Para no olvidarme de la escritura automática. Por eso escribo.



Agustín Antuña

26 mayo 2009

-Todavía no murió.

-¿No? ¿y qué haces llorándolo?

-Pero yo pienso que sí murió. Estoy más relajado de ese modo. Puedo llorar. Antes, no me convencía ningún argumento.

-¿Necesitás argumentos?

-No, por eso escribo






Rocío
Un cigarro que se estrella en el asfalto y se hace estrellas a la vez.
Una gambeta atrevida. Una expresión de espanto.
Un segundo que dura tanto que se acumula en la sien
y no nos deja olvidar las rebeliones perdidas.

Una bandera de taxi. El papel de un caramelo.
Tus pechos mirando al sol.
Tus pechos bizcos.
Tus pechos mirando al suelo.
Tus pechos.

Juan Pablo Bidegain

Título secreto: "Esas tetas son poesía"

25 mayo 2009

todo sería más sencillo si supiera a ciencia cierta qué es lo que siento por vos.
creo que es eso que tenés en los ojos.
sí. eso debe ser. si no, ¿qué más?
no sé.. me estorba.
me estorba cuando me volvés a ver.
me estorba porque me gusta. y no entiendo por qué...
no me gusta no entender...
¿a quién le puede gustar eso?
me estorba porque, cuando te siento mirándome,
sí, eso que siento desde las tripas, me gusta...

¿y qué hago yo con eso?
¿qué puedo hacer?
no. no me digás nada. vos no sabés...
¿yo? no. yo tampoco sé nada.
¿y qué voy a saber yo?
no me preguntés de sentimientos,
todavía no he conocido uno que se deje entender...

y mientras tanto
me paso los minutos esperando...
esperando esa sutil mirada.
sí, igual me estorba, pero la quiero.
la quiero sentir y revolcarme en ese escalofrío...
hasta tener que quitar yo la mirada,
no vaya a ser que te diga más de lo que debo decir.
no vaya a ser que te des cuenta de más cosas de las que debés saber...
digo, algo así no puede pasar...

decime, ¿cómo hago?
hay tanto que te quiero decir!
me encantaría pensar que ya lo sabés...
que ya te diste cuenta cuando no te lo dije.
por eso prefiero quitar la mirada,
por eso prefiero no decirte nada,
por eso me ahogo en mi silencio,
por eso escribo...

karl hütt

La magia no vuelve, y yo tampoco. No puedo volver si nunca fui; o mejor dicho, si no soy. Y ahora entiendo, que siempre intenté darme existencia en las manos a través de mis ojos. Irrisorio plan, inocente mi inconciencia. Pero vistas así las cosas hoy, no puedo decir 'mío' ni 'ayer' ni 'nunca'. Ni siquiera puedo nada.
...
El precipicio es notablemente atrayente, como arrojar algo al mar y saber que no regresará hacia nosotros. Busco dónde guardo la potencia, que ya di por perdida. Sólo quiero despojarme de ese olor a cables quemados. ¿Para qué seguir cargando con algo que no cumple su función?
...
Regreso hacia mí, leo este espejo. Sí, yo, siempre yo, siempre ajena; pero siempre. Por eso lo hice, para dejarme a mí misma un rastro de ese 'quién' por el que todos nos preguntamos. Y por lo mismo insisto hoy. Para hacerme y saberme; por eso escribí, escribo, e infinitamente escribiré.
Sol.

23 mayo 2009

¿que es la poesía?

La poesia es aquello que se escribe cuando se esta aburrido, cuando se esta inspirado, cuando se esta un poco loco, un poco contento o definitivamente triste. Es aquello que está en las calles cuando llueve, en el agua cuando transcurre, en la soledad cuando duele, en el viento cuando sopla; la poesia no tiene cuerpo, ni quizas un alma definida, esta en cada ladrillo de las casas que se transforman en hogar con el amor, y también en cada hoja que fotosintetiza la vida del arbol... es letra que vuela con la imaginacion, se moja en una lagrima dulce, se forma palabra con la razón y se hace hermosa con la lectura... la poesia es ese silencio inevitable ante lo bello, el mismo que produce lo maravilloso.
Y quizas lleguemos al siglo XXVII y nos sigamos preguntando lo mismo acerca de la poesia (y respondiendo lo mismo), que si es util, que si sirve bien o si sirve mal o si no sirve en absoluto; pero sin embargo, como estúpidos poetas, seguimos escribiendo, canciones irresueltas o preguntas sin respuestas, pero seguimos escribiendo... sera porque nos gusta lo bello, sera porque no hace mal, sera porque hace bien... ¿que es la poesia?, ¿a quien le importa?, es bella y hermosa, absurda, libre, blanca, negra, desarticulada y vertiginosa... es libre, libre, libre... y por eso maravillosa.

a "¿que es la poesia?" hoy me destiné, al "que ni me importa" ya me consagré.

jairo fiorotto

22 mayo 2009

Carta

Debido a que sobran las palabras, pero falta la voz, decidí esto. No es que me falte valor, simplemente me falta la voz. El sonido corta la soledad, quiero que me entiendas en silencio, nada más.
El sonido, la voz, tu voz o la mía, le quitarían valor a las palabras, ya que solo vivirían si las escuchas y mientras dure el eco, y si lo lees en voz alta, perderá intimidad, porque ya no hablarás solo conmigo, será también el eco de mi voz en tu boca, que algún día morirá y será del polvo. Porque no hay nada más intimo que la voz que hace eco en el silencio del corazón del que lee. Por eso te escribí.
Para saciar esas ganas de liberación, aquellas que se encuentran bloqueadas entre las densas paredes de esa constante sensación, ¿será quizás que no quise? ¿será quizás el miedo? Sí, el miedo de saltarlas y econtrar el vacío, un horizonte infinito al que jamás llegaré, o quizás el miedo de escuchar esa voz, esa voz intolerante, aburrida, autoritaria, esa que te apunta con el dedo y te dice "vos debes, vos tenés, vos no podés". Esa que con solo exhala una primera silaba rompe con todos los esquemas, auqellos que realiza mi mente día a día, que imagina, imagina y vuelve a imaginar, que los recorre detalle por detalle, deseándolos, deseándolos febrilmente, pero que luego se detienen como un estallido, de golpe, y esa voz vuelve a aparecer, y me frustro, las densas paredes están ahí, nunca se fueron, ¿Por que no quise? Ella vuelve a aparecer, ¿Por que no quise? Y me hace dudar, y por ella no salto y quedo allí... inmóvil, pensando, por eso escribo.
Melanie Timpanaro

No es Ver sin Mirar.
No es Encontrar sin Apreciar.
Es Ver lo que No Hay.
Es Encontrar dónde Está.
Es Mirar y Apreciar.
Melanie Timpanaro

21 mayo 2009

VIEJO

Al viejo lo maté por el alquiler.
Me volvió loco su plan de muerte a cuentagotas.
Me enfermaba verlo por las noches, insomne en su balcón esperando pasivamente su deceso.

Porque es preciso desafiar a la muerte, tanto como inexorable es la culpa, escribo esta carta que leerá, Sr. Juez, seguramente después que los vampiros me encuentren levitando entre los cables.
Por eso vuelo, Sr. Juez. Por eso grito. Por eso escribo.


Juan Pablo Bidegain

Ayer

Ayer, día martes 12 de Mayo, alrededor de las 16:00 hs durante una clase de sociología ocurrió un hecho que paso a describir.
La clase se movía en torno a la filosofía marxista y su incursión en la sociología, lo común, sin olvidar la crítica al capitalismo, el análisis técnico del mismo y diversos discursos inherentes a la materia o mejor dicho ideología política. La clase se seguía con un fervor y una coherencia poco conocida hasta la fecha. Los alumnos asentían con las caras y las respuestas. Sin más ni menos, entre la sangre del docente que hervía y daba calor al monólogo se abrió tímidamente la puerta y entro un señor pasado por los años, de aspecto frágil, andar inseguro y un gesto aniñado de perplejidad. La docente lo reconoció, y le permitió empezar el difícil discurso. Con dificultad irrepetible y tartamudeo grave dijo que era del borda, que vendía revistas para pintar, que es algo que cualquiera en la situación de él trataba de hacer. La profesora rodeada de algún tipo de incomodidad trataba de ayudar a la explicación, llena de pausas y trabas.
Mientras el señor se expresaba de la manera que Artaud lo hubiera querido, nosotros los jóvenes, las esponjas inmóviles, nos manteníamos callados, en estado de tensión, congoja, de dolor y pena, de incertidumbre y asombro.
La profesora propuso colaborar entre todos y comprarle unas revistitas, pero antes de eso, estoy muy seguro, ya todos, o al menos la mayoría, pensábamos comprarle, o mejor dicho, darle el dinero sin intención alguna. Por respeto aceptamos la revista, no le podíamos quitar dignidad, ni aun el más cruel podría haberlo hecho. Todos se pararon, llevaron la plata, se la dieron, él busco el cambio, a algunos se lo dio bien, a otros no. ¡Pero que importa!
Terminado el hecho nos sentamos, cada uno miro la nada, se miro a si mismo, se sintió ajeno y distinto. El aire turbio y tenso de la situación desapareció. Quedó un vació innombrable, las caras de tontos, las cuestiones, y por que no melancolía.



Agustín, prácticamente en frente mío, giró la cabeza, me miro de costado y dijo unas palabras como: Y después de esto qué poesía queda, ¿qué es la poesía?


Alan Ojeda

Poesía Libidinal


Mandato estúpido si los hay: /Definir en una palabra qué es poesía

No importa si es en dos o en tres: /el calificativo no cambia

Por más que ahondemos en el principio antropológico, poco nos va a decir.

Mierda a la métrica, a la rima y al verso. Sobre todo al verso.

Mi rima es pluriforme, es bilis, es coágulo.

Escupe mientras silba/ y ataca cuando duermes.


Es el flujo de esta época.

Es el desgarro del vacío post orgásmico:

La mentira de un “no estoy pensando en nada”.

Es mentira


Jugando con el tiempo re-vertido,

Con el aliento a insecticida de las mañanas, /girondiamos como sabines la hermosa vida.


¿Qué es poesía? /Es el perro muerto, la cotorra con sífilis.

La penetración de la palabra /en el oído atento y el cerebro vacío.

Se tatúa en la mente como al uña encarnada

y la cutícula comida por el tiempo.


Son mis ojos verdes

Ailín McCabe

el silencio me aterra...
se burla de mí, el maldito!
me señala con el dedo y suelta su carcajada,
sabe que no puedo contra él,
conoce bien su jugada..
y las palabras no me ayudan.
me acompañan en mi desdicha, y lloran..
lloran porque quieren decir muchas cosas,
pero se les quiebra el susurro en la garganta.
no les sale la voz, y es de pura nostalgia,
pues saben que el viento.. hm, saben que pasa. siempre pasa..
sí, también se emocionan. muchas aventuras les promete el viento,
pero se tendrán que ir de aquí, y a mí me tendrán que dejar..
sólo con el silencio y su insoportable carcajada,
sólo con el vacío, y su necia mirada...

pero la batalla no está perdida.
no mientras pueda escupir todavía palabras!
una batalla de miles de años no se acaba de la noche a la mañana..
el silencio se ríe, y yo lo dejo que lo haga,
lo dejo que se embarre en su propia inmundicia,
que se destroze los tímpanos, que se rasge la cara..
y yo guardo mis palabras. no son mías, no son de nadie,
son tan sólo de aquel que se atreva a pronunciarlas.
son mías sólo ahora, que todavía no existen..
ahora que, desfiguradas en la oscuridad, se arrastran,
y se pelean todas por contarme sus hazañas.
hablan en lenguas extrañas, de ayer de hoy y de mañana,
y de pasado mañana, y de anteayer,
y de un hoy que está muy lejos de ser este hoy.. [pero que sueña a serlo]
y así dan vuelvas y vueltas,
y se pelean..
y se quieren y se odian,
y siguen bailando un baile sin son...

y yo.. yo me siento a contemplarlas.
me trastorna el espectáculo, pero me encanta!
yo las quiero, y por eso las guardo.
y aunque ellas me reprochan, yo las guardo.
hasta que el sol de la madrugada marque la hora,
hasta que pueda engañar a la nostalgia,
hasta que el silencio se canse de su repugnancia,
y de rodillas me suplique,
que me atreva a pronunciarlas.

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karl hütt..
El concepto de arma muere en un objeto.
[Para los pequeños parlantes]
Nosotros =la engreída que nunca soy se levanta= nos hacemos grandes.
Tenemos el arma real: escribimos incoherencias salvadoras.
Con un libro, con un fusil, el hombre puede. Con un aerosol, con un amigo, el hombre puede.
La poesía es un arma
La poesía
La poesía
La poesía




Rocío Miño