DESDE UN MATRAZ ERLENMEYER / PALABRAS QUE SON EXPERIMENTOS / ERRORES
BIEN HECHOS / EVAPORACIÓN DESCONTROLADA / MEZCLAS ATÓMICAS O NUBES /
BIENVENIDOS AL LABORATORIO DE ESCRITURA CREATIVA.


28 junio 2009

El final era esperado, lo decían aquellas noches inquietas en las que el tiempo parecía complotarse para hacerme recordar. Los soles de enero... ¡qué bellos eran! Ahora son lluvia de julio. Mis labios rojos pierden su fuerza, ¿Por qué? Serán los ríos de la vida que no paran de correr, ¡Já! La vida... la vida como un libro que te atrapa y no podes dejar de leer hasta el final, pero que ahora esperas que nunca llegue...

Melanie Timpanaro

26 junio 2009

Es más que eso- le dijo y salió a la calle. Subió al colectivo e inquirió al chofer. No, seguramente es más que eso-volvió a decir.
Tomó asiento junto a la ventana y en un semáforo, se lo dijo a un malabarista. No, no, todavía más que eso.
Bajó del colectivo cerca de un parque. Caminó junto a las palomas y pensó que quizá en algún otro sistema sí sepan o puedan decirlo. Pensó cómo sería vivir en un mundo, en un lenguaje en el que se pueda describir jus-ta-men-te-eso, en el que los adjetivos y adverbios y sustantivos no sean tan chicos, ni cursis ni poco conocidos. Pero su pensamiento también estaba delimitado, estaba hablado, escrito. Quiso deshacerse del lenguaje, de todo lenguaje conocido: para aquello, era más que obvio que podía prescindirse de cualquier sistema. De todas maneras, su incesante mente moldeada quiso crear una palabra nueva para poder llamarlo; mas su cerebro estaba muy acostumbrado al ruidoso español y no lo logró. Además, debía ser esa exacta perfecta tallada pulida palabra.
Una madre con su hijo se sentó a su lado. ¿Podrías decirme…?. Ella le dio un discurso inútil, el niño se quedó mirando perplejo desde una pequeña altura y no articuló palabra. Tampoco esto, pensó.
Las muchachas que se fotografiaban en el pasto, al sol, rieron ante la pregunta. Luego parecían preocupadas por su angustia, por su porte melancólico y extraño. ¿Ustedes serían capaces de poder dibujármelo, aunque sea? No, claro…
El paseador de perros, el pochoclero, la viejecita que alimenta a los gatos…todos le contaban anécdotas o decían “es como cuando…”, pero no eran contundentes con sus respuestas.
Con la noche en los párpados, comenzó a caminar rumbo a su casa. Estuvo a punto de preguntarle a alguien más, pero la resignación fue más fuerte.
¡Qué andar angustiado!- le dijo una vecina en el umbral de su edificio.
¡Es que nadie me lo puede contar!- le contestó, con bastante angustia.
Subió las escaleras, y entró en su departamento. En el contestador automático, unas pocas respuestas de sus amigos más allegados. (Había grabado su duda ahí, en un intento de agotar todas las salidas.)
Qué pena que nadie lo sepa- dijo, a solas.
Qué pena que sea algo tan nuestro que no alcancemos a descifrarlo. Qué pena que esté tan cerca que no podamos obtener una panorámica de él. Qué pena que sea su propio significado, su descripción y su efecto- escribió en un papel.
Se desplomó en el sillón. Rápidamente, el sueño invadió su cuerpo. Se soñó en el desierto, de noche, junto a un avión de algún viajero desafortunado.

Rocío

25 junio 2009

¿EH?

Unos años de novios trabajando, juntando plata para comprar los muebles. Pedirle un blanqueo al jefe para poder sacar el crédito para comprar la casa. El casamiento. El civil. La libreta. La iglesia. La fiesta, la torta, el carnaval carioca. La luna de miel, all inclusive, vuelta a casa,
-Nuestra casa. ¿Nuestra casa? Bueno, del banco.

Trabajar unas horas, estudiar otras tantas, volver a la noche, cansados, a casa.
-Nuestra casa. ¿Nuestra casa? Bueno, del banco.
Cenar algo hecho rapidito mirando algo livianito en la tele. Tener sexo.
-El ciclo se repite 5 días a la semana. Bueno, lo del sexo no.
El viernes, cena con amigos, delivery chino.
El sábado, cine, restorán chino.
El domingo, pastas frescas, partido, día aburrido, Fútbol de primera.
El lunes, unas horas de trabajo, otras de estudio, volver a la noche, cansados, a casa.
-Nuestra casa. ¿Nuestra casa? Bueno, del banco.

Un hijo, teta, leche, mamadera, pañales, largas horas sin dormir. Cochecito, sillita, hamaquita, cunita, todo con “ita”. Guardería, jardín, primaria, útiles. Liberar el tercer ambiente para hacerle al niño un lugar en la casa.
-Nuestra casa. ¿Nuestra casa? Bueno, del banco.

Los cuarenta, otro hijo, y el mismo ciclo. Por suerte es varón, pueden dormir juntos en el mismo cuarto. De la casa, claro.
-Nuestra casa. ¿Nuestra casa? Bueno, del banco.

La nena. Llegó la nena. ¿Dónde va a dormir la nena? Pedir un préstamo para construir una piecita en la terraza y así agrandar la casa.
-Nuestra casa. ¿Nuestra casa? Bueno, del banco.

Los chicos crecen, estudian, trabajan, se casan, se cansan, y escriben su propia página como si de un canon se tratara. Tenemos la casa otra vez para nosotros dos solos.
-Nuestra casa. Ahora sí. Es nuestra.

La jubilación, los viajes que hubiésemos aprovechado mejor siendo jóvenes. Ya ni sexo, ni cine, ni estudio, ni trabajo, ni restorán chino. Fútbol sí. Fútbol de primera, la tele, y algo livianito también para comer.

Se muere uno, después el otro.
Otra vez en casa.
¿Amor?


Juan Pablo Bidegain

SORPRESA

El espectro verde se apareció en el comedor diario. Muerte, que recién llegaba del trabajo se quedó inmóvil. Tuvo miedo de preguntar, pero finalmente dijo -¿Quién sos vos? ¿Qué hacés acá?
-Soy la muerte -dijo el espectro que ahora comenzaba a cobrar forma de pigmeo sepultado y descompuesto abandonando su inicial coloración.
-No puede ser. -dijo Muerte con una risita nerviosa- Yo soy la muerte. Laburo de esto todos los días. Hoy pasé a mejor vida a veintisiete personas.
-Sí, claro. -dijo el espectro mientras se transformaba en una versión chamuscada y reducida del yeti- pero yo soy la muerte de la muerte. O sea tu muerte. Ya sé que es complicado, pero tenés que entenderlo. Además no tenemos mucho tiempo. Tu trabajo terminó. Agarrá tus cosas que nos vamos.
-Ni loco. -dijo Muerte levantando la voz- Yo no voy a ninguna parte. Vos me querés meter el perro. ¿Te pensás que me voy a creer este cuento de la muerte de la muerte?
-No me importa lo que creas o dejes de creer -dijo el espectro que ahora se presentaba bajo la imagen de Charlot(1) y jugaba con su bigote moviéndolo de un lado a otro- Agarrá tus cosas que nos vamos.
-Ja, ja, ja -gritó Muerte en tono burlón- ¿Y quién se supone que es la muerte de la muerte de la muerte?
Desde atrás del televisor se apareció un segundo espectro con cuerpo de lechuza y cabeza de ajo que dijo -Soy yo.
-¿Ves? -le dijo a Muerte el primer espectro que ahora se veía como Stanley Kubrick(2).
A Muerte no le convenció esta segunda aparición, y solicitó que se presentara la muerte de la muerte de la muerte de la muerte. Y así lo hizo un tercer espectro con forma de pelota de básquetbol.
Ninguna aparición dejaría conforme a Muerte. El comedor diario se fue llenando de espectros mutantes que resultaban ser la muerte del anterior espectro mutante invocado por Muerte.
Atrapado en esta situación sin final, Muerte abandonó su trabajo y la gente dejó de morirse. Las guerras perdieron sentido, las enfermedades dejaron de ser una amenaza, y los decapitados tuvieron que arreglarse para llevar su cabeza a todos lados.

Juan Pablo Bidegain



(1)Famoso personaje creado por Charles Chaplin.
(2)El espectro se veía como Stanley Kubrick pero Muerte lo veía con el aspecto de Jean-Claude Van Damme.

24 junio 2009

Tan solos.

Amor, Revolución. No podría pensar al amor como otra cosa que revolución. Ese acto subversivo de la naturaleza humana, donde la superposición y el traspaso nos llevan a otro cuerpo, a otro corazón. Un acto donde se inventa un idioma, donde mueren los significados conocidos, y nace un lenguaje paralelo, incomprensible para los que no aman. Ese acto que nos hace menos humanos, menos racionales y más algo, donde incorporamos el vos, o el tu, y matamos el “yo” por un segundo o dos para revivirlo de melancolía recordando al otro, dos pasos más lejos.
Esa revolución que es el amor y esas guerras que son el amar, sin fusiles y sin bombas, esa guerra muda, de miradas y de gestos, que nadie quiere ganar. Amamos porque estamos solos, amando pero solos, muriendo pero solos. Amamos para soñar un rato, para sumergirnos en una locura que dura lo que dura el amor, hasta que llega otro.
El amar nos satisface, el ser amado nos complementa, nos borra del absurdo mientras dura el amor. Después volvemos a la guerra de todos contra todos, donde buscamos ese enemigo ficticio en el cual morir, traspasar nuestra existencia unos segundos, superponer motivos y volar.
Se ama por segundos por horas o días, pero no a lo eterno. La costumbre no es amor. Los amantes no se acostumbran a amar, por eso, viven amando. Amamos porque la muerte y luego nada, pero antes todo. También porque nos gusta la sangre y el ruido de un corazón que no es el nuestro.
Amar y no ser amado no es una maldición, solo un hecho. Lo absurdo es un hecho, la muerte es un hecho. Cuando y antes de que todo este hecho, nadie sabe para qué, pero hecho, lo que nos queda por hacer es amar. El momento de hacer algo incomprensible es cualquier momento, al fin y al cabo nadie comprende.
Todo termina para volver a empezar cuando se levanta la persiana y entra el sol, cuando se toma el colectivo, cuando luego del sexo quedan las sabanas deshechas, justamente, para volver a hacer. Todo termina para volver a empezar cuando un beso en la mejilla despide a una persona para saludar a otra, mientras se dice en voz baja “nos volveremos a ver”.

Alan Ojeda

23 junio 2009

Humano original

Humano original


¡A cavar! ¡Acabar mi fosa!
No hay mejor lecho que el descanso.
Acabar con todo lo que dice acabar,
la pared, un muro, el fin de un cuento,
las horas, los despidos, los minutos,
con ese pájaro que deja de cantar.
Acabar con todo lo que acabe,
menos con la muerte


Alan Ojeda

22 junio 2009

Repudio la eternidad del ser
así como también
el fin de la existencia.
No quiero posar en una mesa
sin un hermano,
volado por el tiempo.
No quiero la infancia
en un rincón del antiguo cuerpo.
Recordar los juegos
entre los cabellos
de una madre,
lejanos, cenicientos.
No quiero que mi voz
de anciana resuene como de niña.
Porque emoción de la verdadera, sienten.
pero, ¿lástima?
No quiero ver morir;
quiero morir antes
de quedarme con
mi vida fuera de mí,
lejos, perdida en mi cabeza,
que sostienen dos ojos
que ya no ven el rostro
de un hermano sentado
a mi lado en una mesa.


Rocío.

21 junio 2009

Pobrecita

chiquitita

(ahí toda)

despanzurradita

sobre la toalla

blanca ahora negrita

de su sangre


Apenas

unos grititos pegó

y un pequeñito

¡ay!

mi dolorcito

estampé en su

cuerpecito


Pobrecita

chiquitita


Y no

mucho no sé

quejó

(porque aún no tenía

boquita)

porque lo entendió


-Era ella o yo-


Me agradeció por

su cortita

vida

y yo así le pagué

desparramando su nombrecito

en un papel


Yasífueque

yo viví a costa de su

viditamuertecita

-------------------------------------------

Pobrecita

chiquitita

tirada ahí

aplastadita


Yo (la leí y) la rescaté

y ahora mueve sus patitas

-otra vez

Sol.


Sandman

Morfeo

uno de los Siete Eternos

[el provocador de sueños]

sabía que el rumbo no

podía ser corregido:

se había enamorado de una mortal.

Intentó hacerla princesa de su reino

sin embargo Desespero

le comunicó

que los mortales

no mantienen la cordura

por toda la eternidad.

Quizo mostrarle la vastedad de los sueños

no obstante Delirio

asombrada

creó mariposas inventadas

-Así caerá en este mundo- susurró

y desapareció, divertida.

Morfeo le demandó a su amada

un pedazo de su alma

para guardarlo en un cofre;

Destrucción le recordó

con ira contenida en sus ojos

-¿Acaso deseas el fin de tu familia?

Ella no debe permanecer. Todo perecerá.-

Ya hastiado en desconsuelo

depositó sus mínimas esperanzas

[hizo llover toda el agua]

en su olvidada hermana/ hermano Deseo

quien llevándose un cigarrillo a la boca

le confesó su ausencia de ayuda.

Al fin, destrozado, junto a su amor

sentados en la cornisa de la torre más alta

del castillo inerte de Sueño,

esperando la llegada

de la hermana más calma

que apareció y le tendió la mano a mortal

para despojarla de cuerpo y alma.

Agustín Antuña

Todas las mañanas me levantaba tipo cinco, cinco y cuarto. La ducha la graduaba con calma- no vaya a ser que de muy tibia pareciera fría- pero hasta ahí, seguía atontado de sueño. El tema era cuando, ya desnudo, la lluvia caliente me mojaba entero y de un golpe todo estaba claro, empezaban a carburar las ideas.

Sigo tabajando en el subte, pero ya no tomo el colectivo desde mi casa hasta Bolivar. Menos mal, todavía me acuerdo de viajar en estado de trance, manteniendo el pensamiento de ducha, volviendo a los cálculos, en lo que ocupaba mi mente la mayor cantidad de memoria: La Fórmula de La Luz.

De lunes a viernes llegaba, me ponía el uniforme, a veces comentaba alguna tontería con algún compañero, esperaba la señal de salida, me sentaba en la cabina y ponía a andar al gusano de hierro. Hace más de siete años que los túneles negro rodean las paredes de mi pensamiento. Hace más de cinco años que puedo ver en el intervalo de oscuridad entre cada tubo fluorescente esa inconsciencia, el estado de abstracción que me insinua un espacio al cual no pertenezco, pero me ubica como espectador en retroceso. ¿Quién le va a creer al tipo que maneja, como se da manija? Empecé a informarme desde aquella primera vez que vi eso sobre agujeros negros, fuerza de gravedad y campos gravitatorios, literartura fantástica- nunca iba a imaginar que Lovecraft desplazaría casi por completo mi pasión por Chacarita los sábados a la tarde-….

Todo el primer año de mi descubrimiento lloraba entre sueños, soñaba con Dios y extraterrestres y el pandemonium en la tierra. Los cuatro jinetes empalaban con grandiosas lanzas al mismísimo Satanás…Despertaba, cinco y cuarto y la ducha, todo un año. Ya los años posteriores no me envolvía en angustias y terror sino más bien estaba poseso en mis cálculos: comencé a leer sobre probabilidad y magia negra, asistía a seminarios sobre budismo, origami y pintura renacentista.

Puede que mis pensamientos funcionen en ciclos de trescientos sesenta y cinco dias y eso vaya cambiando- todavía no tuve la oportunidad de acercarme al calendario y la cultura maya-. Este último ciclo lo dediqué de lleno a La Fórmula de la Luz a pesar de las burlas de mis compañeros, de mi alejamiento de la politiquería y paros de subte, del temor de los supervisores frente a mis supuestos “delirios”- creen que los voy a enjuiciar por trastornos psicológicos… Y gano un sueldo que me alcanza y sobra para mantener mi casita, ahora más cerca de la estación Bolivar. Dejé el barrio de La Boca, siempre me perturbaron los barcos…

Por más que este relato sea desesperado y desprolijo, todo esto converje en la biblioteca que estoy armando: en mis carpetas atestadas de papeles- ordenados por números y las carpetas alfabéticamente- de los veinticinco cursos, talleres y charlas sobre fenomenología, numerología, la Cabala, hechos paranormales y taquigrafía.

En todas las culturas occidentales se da el mismo patrón, se alcanza a vislumbrar,- sólo si se posee una entrega completa hacia el estudio y una atención japonesa- se alcanza a vivenciar la dicha máxima de la sincronización entre todo lo tangible del universo, las luces, el barro, los espectros y espacios entre tubo y tubo en los túneles subterraneos, los cálculos y las filosofías de las civilizaciones anteriores al nacimiento de Jesús… Al fin pude dar con el porqué de todo esto:

La Fórmula de La Luz: Sentado en esta butaca redonda de subterraneo doy por definitiva la explicación manifestando que en el intervalo de oscuridad existente entre un haz de luz A y un haz de luz B, se encierra un misterio que escapa a mi razón, mis teorias y mis libros.

Agustín Antuña

20 junio 2009

- no va a venir. ya te lo dije! no entiendo por qué te cuesta tanto aceptarlo.
- pero todavía..
- nada. no seás iluso. te digo que no hay forma de que aparezca hoy por aquí. ya hizo lo que tenía que hacer. y no vuelve más [por hoy]. punto. nadie quiere que vuelva.
- pero Uzcandilio..
- Uzcandilio siempre dice muchas cosas. ¿vos todavía le hacés caso? tiene un embrujo en como habla, sí, muy bonito. pero sabemos bien que es de ese tipo de gente que.. vos sabés dónde vive ¿no?
- claro. en el..
- sí. allá arriba. no seás tan necio. aquí no podés hablar de esas cosas. fijate!
- a mí la gente no me..
- dejate de sentimentalismos. hace mucho tiempo perdimos el derecho a la nostalgia. de-re-cho. ¿dónde creés que estás? si en algo no se equivocaba Uzcandilio era precisamente en eso. aunque, ya te dije, ese loco dice muchas cosas.
la dirección no es otra. y yo ya no te la puedo decir. eso sí, tenés que entrar por la puerta de atrás. con cuidado de no pisar las hortensias. en serio tené mucho cuidado con eso. son hortensias violetas, ¿entendés? y la luz de la luna seguro te las va a pintar medio alucinadas. nada grave. si no las ves, no hay nada que hacer. al menos no por esta vez. pero tranquilo. la vida es larga y las oportunidades vienen, aunque usualmente mal acompañadas. no sé si vas a poder abrir la puerta, empezando por ahí. es muy pesada, y puede ser que la encontrés enllavada.
- ¿pero entonces cómo..
- no te apresurés. hay cosas que no me toca a mi explicarte. obviamente no voy a saber. nunca estuve ahí. no sería tan tarado! ¿estás claro en lo que estamos hablando? y... claro que no! no estarías ni siquiera aquí si tuvieras un pelo se sensatez!
- pero es mi única salida! vos ya lo dijiste. no tiene caso seguir esperando...
- eso es verdad. pero no puedo evitar este nudo ácido que me atraganta. las palabras no quieren salir, de puro miedo. no para hablar de estas cosas.
- mirá, yo tengo que ir! es..
- vos tendrás tus razones. no me interesa saber. de todos modos nunca me volverás a ver. no volverás a ver a nadie si es que.. ¿y qué vas a hacer cuando la veás de frente? ¿ah? ¿qué le vas a decir?
- .. pues, hay mucho que..
- shhhhhhh! eso es tuyo y sólo para vos. solo una gota de un pensamiento muy oscuro te metería esas ideas en la cabeza. por dicha está el viento, que se lleva todo. ah, hacele caso cuando estés cruzando la explanada mayor. no hay otra forma de encontrar el camino. antes de llegar al río, claro. las estrellas son muchas, siempre. y dibujan muchas cosas. hay quienes se dejan guiar por ellas, y les cantan mil canciones. a mí me parecen muy engañosas. me da asco sus ganas de agradar a todos. cuidado. yo les andaría bien de lejos. pero yo no le creo nada a nadie. no me creás tampoco a mí nada...
- ¿qué pasa? ¿te vas?
- pues sí. ya no hay tengo nada más que decir. se me secó la lengua. así como arremedando a la vida, que secarse es lo único que sabe hacer. la verdad creo que entiendo por qué querés ir a.. bueno, a donde vas. yo tendré que ir a verla también, pronto. cuando llegue el momento...
me voy. ya te dije que no tiene caso seguir esperando. sería como... hm, como pedirle a la luna un abrazo.


[karlHütt]..

16 junio 2009

cansado, de que abras los ojos todas las mañanas hacia el otro lado, de que te levantes y te encierres en el baño; de que te vistas y arregles antes de desayunar; de que me tenga que ir de casa sin haberte visto, con un chau gritado desde el encierro.
cansado, de cenar silencio noche tras noche; de haber aprendido de memoria todos tus movimientos, de haber hecho lo mismo con los míos; cansado de no tener nada nuevo para decir, para hacer, para ver.
cansado, de hacerte estremecer siempre en un mismo punto, como si todo el resto de tu piel se hubiera convertido en un retazo más de sábana; de no poder hacerte temblar de ninguna otra manera.
cansado, de tus ojos vacíos de mí, de verme en ellos igual que puedo verme en una cuchara; cansado de no verte sino en ayeres.
cansado, de que me recuerdes tu ausencia día a día en tu presencia inconsistente al otro lado de la cama, zurcada por un río que se abrió sin que nos diéramos cuenta, alimentado por lo que perdemos de alegría en la lluvia, por lo que goteamos vacíos de nosotros mismos.
cansado, sí, cansado de amarte de cualquier manera, y de que vos no me ames lo suficiente como para dejarme. cansado de intentar volver a lo que ya no existe, tan cansado de esta vida que un día elegimos y nunca más nos preguntamos por ella, que me voy de este cuerpo: si alguna vez volvés a buscarme, no me encontrarás, porque yo, el yo que yo era, hoy se suicida.

Sol.
Lluvia metálica/caigo de espaldas
Plumas de barro/el alma desarma
Lagos rojos/llanto de alarmas.

Piso una baldosa floja, los pies se me llenan de barro. A los dos pasos descubro mi vuelo pesado. El barro se seca sobre la piel que se resquebraja. Levanto la vista: llueve. Comienzan a volverse rojos los charcos de la calle. Gotas metálicas sobre mi espalda, plumas que mueren, plumas que caen sobre lagos rojos, plumas que se transforman en barro; ya no plumas. Dagas metálicas sobre mi espalda, el barro que asciende desde los lagos rojos, la boca seca y resquebrajada, tripas plateadas por el llanto de alarmas: caigo de espaldas.


Sol

15 junio 2009


El miércoles estaba a punto de llegar cuando vi a un gato con su señora. En la esquina, parados y abrigados, estaban el gato con su señora. Él vestía un chaleco de lana verde y un pelo blanco y gris. Ella, tendida a sus pies, iba de pantalones y con un sobretodo negro.
Estaban muy cerca de una puerta, parecían dudar si tocar el timbre o no. Más él que ella, que se rascaba la nariz sin cesar. Por unos pocos segundos sentí ganas de empujarlos y ver quién estaba del otro lado de la puerta. Pero el gato reaccionó y haciéndole una seña a la mujer, avanzó unos pocos pasos y presionó con su pata gris el timbre de la puerta de la casa de la esquina.




Rocío Miño

14 junio 2009

me deleito con una copa de delicioso sol,
sol mañanero, limpio, fresco, puro!
me gusta verlo hacerte el amor,
mientras todos duermen,
mientras saboreo tus últimas gotas,
extenuado...

nunca serás más mía que ahora,
tu cuerpo, tu olor, tu inocente mirada.
después de haberte bebido toda,
tu dulce néctar, tu olor a miel, hm, a caña!
te respiro entre bocanadas
de humo denso, negro tabaco,
alucinando por la droga de tu piel.
olorosa a batalla, a insomne veneración,
a madrugada...
decís que estás dormida,
pero tu cuerpo no se caya.
delicioso placer, sutil murmullo,
de tus gemidos aún flotando
entre los rayos de esta verde luna,
que todavía me acompaña.
y me sugiere una canción,
apenas una suve tonada.
un artilugio para espantar al sol,
que ya no se aguanta las ganas
de amanecer encima de tu cuerpo,
de meterse en tus entrañas.

saboreo una deliciosa copa de tí,
antes de que llegue la mañana.
dentro de poco serás del sol, del viento...
y yo te soñaré, extasiado,
hasta la próxima batalla.

[karl hütt]

12 junio 2009

sin título

Te quiero así,
Me gustas viva,
Yo no pedí nacer así
Son cosas mías

-Debería respetar la decisión de las flores a crecer en libertad, pero la primavera me rompe las pelotas con eso de florecer, con eso de los colores, de la vida, con eso del amor… “es pura cursilería barata”- habría dicho Señor Invierno mientras de descongestionaba su zanahórica nariz y puteaba a las mariposas que, creo, jamás se enteraron de semejante mala onda…
Sin embargo la primavera llego, y al Señor Invierno lo asesinó a sangre caliente, nadie veló por su paso a la mejor vida, mas bien todos salieron a las calles a bailar el baile alegre de los colores y la buena vida, la libertad se instaló como para reelecciones indefinidas, los libros de las librerías se libraron y salieron a retomar las calles y el cielo como pájaros de la cultura, a volar con el viento; los travestis de todas las esquinas relucieron sus culos herrumbrosos por los barrios caretas, y las viejas caretas a relucir su histeria por el arrabal. Los niños de siempre (esos que abrazan la vida y la libertad y las hacen quedar en ridículo, los que poseen el abrazo infinito) celebran la orgía literaria, batiendo sus bracitos entre libros, entre putas, culos horrendos… flores que pululan temas de Miguel Abuelo, y disparan contra el contexto monocromo de la realidad arcadas de colores y estrellas…
De todas las noches, ésta fue la más hermosa de todas, bajé el cordón, agarré una zanahoria todavía fresca y me la fui masticando y tarareando esa canción:

“Y me llevaron a un cuartel
Sucio de gris agonía,
Yo les vendí mi inocencia
A un precio que no entendían.

Te quiero así,
Me gustas viva,
Yo no pedí nacer así
Son cosas mías”

jairo fiorotto

11 junio 2009

Rayuelar

1- ¿Por qué te vas? Ya esta todo cerrado, hace frío y la lluvia... Te vas a mojar, pero ya estás mojada. Podría decir que llueve sobre mojado, pero no. Ya que estás mojada, vení, vení conmigo, acostate en mi inconsuelo.

“Hoy, la mentira,
el gran paracaídas

Hoy, es mi diario

2- La vida camino a tu boca, esa calle marfil punteado y tu cuello botella... Hoy...hoy me siento un lector o un astrólogo ¿Qué dicen los puntos de tu calle marfil? Te puedo afirmar que no soy hombre de puro sur. Mi norte, dudoso y sin trampa, sopla vientos de lirios, aunque solo llevan a mi cama o a mis ojos, que al final de cuenta son lo mismo. Náufrago en el mar ¿Qué viento sopla más fuerte?

El viento nuevo.

La parálisis siempre
es la novedad

3- Entendeme, si te pregunto cómo estás, no significa que me importe solo eso. Entre líneas es “mirame, acá estoy. Hablá, tu silencio perturba”, e infinidad de cosas más. Pero bueno... ¿cuál es el idioma del que ama? Sin duda cuando te hablo te miento, por escasez de palabras te miento. ¿Cómo explicar con palabras del mundo que me duermo en tus ojos, en lo verde, y me tortura el no ser visto?

La boca gime

Entre silencios gime

Y lo respira

4- En este momento, si te lo pido ¿me volarías la sien con un tiro de tu silencio? No tengo miedo al silencio sino al tuyo, a una mirada esquiva, a tu autismo diario o la salmuera que derramás cuando hay preguntas, porque las palabras no aparecen, o no quieren aparecer. El caos de mi discurso es solo un síntoma, pero el orden no importa, la intención es la misma.

Llora y llora

Ella no conoce nada

de la tierra mía.

5- Mi viento francés y yo no traemos novedad, no prometemos novedad, pero si revolución. Acaso ¿no es sinónimo de amor? ¿No es el amor subversivo por naturaleza? ¿Rodar la cabeza y arder vivo? La única vida en otro orden, a partir de ahora, de mí hacia ti.

Solo bajó ayer,

a cargarme un beso

irse a volar”


Alan Ojeda

09 junio 2009

el miércoles, estaba a punto de llegar [ya sólo le faltaban un par de cuadras] cuando se percató del asunto.. había estado distraída todo el día y no se había dado cuenta de que no.era.miércoles.
otra vez! pensó mientras se acomodaba la carterita en el costado. el brochecito del cierre estaba un poco roto y la cartera se abría de cuando en cuando, o más bien cuando le daba la gana. hace días había pensado que quería repararla. lo pensó en el subte, el día en que la gorda de fucsia casi la tira al piso. se había quedado el broche enganchado en una cinta de la enorme gabardina, y la gorda iba con taaaaanta prisa... nada grave, se sostuvo lo mejor que pudo y se quedó viendo cómo la gorda desaparecía entre la multitud. tanta gente caminando, ¿a dónde será que van con tanta prisa? y bueno, ella también llevaba prisa. todos llevan prisa en el subte. y el brochecito no ayudaba. eso de andar la cartera abierta no era bueno, y menos ahí adentro! ya era en serio hora de repararlo.. y no era la primera vez que lo había pensado. en realidad tenía siempre la mala costumbre de archivar los pensamientos en la cabeza y no revisarlos luego. se quedaban ahí llevando polvo, llenándose de telarañas, dándole de comer a las polillas, hasta que puf! salían de nuevo a molestarla. esto del brochecito la había molestado varios días antes, mientras caminaba por avenida Corrientes. nada. no iba pensando en eso. tenía que tomar el subte en la estación Malabia y todavía le faltaban varias cuadras.. de esas cuadras que parece que se repiten y se repiten y se repiten y se repiten y se r.. ¿cuántas eran? decía, ¿ya pasé tres o sólo dos? ¿cuál calle será esta? y ahí volvía a su rumiadera de sueños. iba seguro con la cabeza revuelta, lo usual, jugando con ideas de colores raros. vio pasar a un señor calvo, eso no se le olvida, y de repente se le vino otra vez el pensamiento a la cabeza. igual no hizo nada. lo volvió a archivar.. un día de estos lo arreglo, y ya.
ah.. el brochecito, el señor calvo, la línea D, los cigarrillos Next que ya se le estaban acabando y que tenía que comprar apenas pasara al kiosko.. hm, ahí por donde estaba había un kiosko donde atendía un chico re-lindo.. ¿cómo era que se llamaba? torcía los labios de medio lado, como sosteniendo la sonrisa para no dejarla escapar. ¿será que alguna vez le pregunté? porque la verdad no sé si.. huy! ¡la señora de las bufandas!! pero qué suerte! y con este frío.. lo que pasa es que si tuviera la bufanda lila con verde, esa me combinaría genial hoy, esa que me regaló Mariana, tan linda. ¿por qué salgo sin bufanda en medio del otoño? Raúl siempre me lo decía.. bueno, él se moría de frío con estas .. hey! un momento! ¿qué hacés pensando en bufandas y chicos y kioskos y árboles de mandarinas?
aunque.. en realidad ella sabía lo que hacía. si se escapaba de la realidad era porque le aburría el tedio y la tramitología de la vida cotidiana. ya de todos modos había dado todo por perdido ese día. era imposible que le diera tiempo de hacer todo lo que [tenía] que hacer. ya lo había intentado, eso de agregar minutos al tiempo, y no lo había logrado. ¿para qué? se reprochaba. si las cosas son lo que son. ¿y qué es la realidad de todas formas? ya fue! yo lo que voy a hacer es ir donde ese chico del kiosko y lo invito a tomarse una cerveza ¿por qué no? al fin y al cabo, hoy no.es.miércoles.


[karl hütt]

08 junio 2009

Reminisencia

El miércoles estaba a punto de entrar cuando mire a mí alrededor y la vi. Estaba sentada en el piso, contra la pared. No se si esperaba algo, no se si esperaba a alguien, ni cuánto tiempo, ni por qué, pero estaba ahí, ocupando un espacio en la soledad de un piso sucio y transitado. Sin duda había mucha más gente en el pasillo, pero ella tenía su propio mundo, todo gravitaba en torno a su orbita. Descubrí que ella solo estaba por que estaba. Con un morral de tela verde entre sus piernas cruzadas, el pelo suelto, la mirada perdida, una pollera larga y una remera holgada. Ella esperaba la no respuesta(si eso es posible) del destino. Decidí, sin la menor duda, como debe hacerlo un hombre, mi condena. Me dije -Heme aqui nuevamente frente a mi infierno-. No hay infierno que a lo largo de una vida, no se repita varias veces. Como hombres, por elección, por el hecho de vivir, vivimos un sinnúmero de infiernos. Mi infierno es la mujer, su esencia irrepetible, la naturaleza transgresora, la liebre libre entre los lirios y entre la hierba roja.

No es la misma, no es otra, es simplemente ella, su estar sentada en un piso sucio y transitado, su gravedad que me obliga a mirarla. Es la hija de la mujer primigenia, la hija de la madre. Esperando volver a nacer por última vez me acerqué y le dije mirándola a los ojos esmeralda.
-Hola. Hoy apareciste, y por fin te recordé

Alan Ojeda
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Subo lo del miercoles pasado.

¡SHHHH!

¡Aaaaaa! Quiero gritar pero solo puedo shhhhhh

Estoy enamorado de una muchacha rubia

porque no tiene la piel oscura como yo

porque no me recuerda esta tierra llena de sol

este cabello negro, tostado, quemado por el sol.

Ella es delgada, extranjera, y tiene los ojos tristes

Se aleja de mi cuando mira mis manos pintadas

mis manos repletas de silencio. Mis manos llenas

de filosofía chilena. Mis manos perdiendo el tiempo

pintando, haciendo milagros, pidiéndole un milagro

a la cordillera. Mis manos desafiando al destino

escribiendo este poema arriba de la cordillera

Un poema de amor flotando arriba de la cordillera:

¡AAAAAAAAAAAAAA!

Tamym Maulén

¡PUM!

Me mata tener que limpiar siempre la mesa

para sentarme a comer. Hay tanta sangre ajena

sobre el ajeno mantel. En las noticias, en el televisor

muchas personas mueren de otras formas: ¡Pum!

un balazo, tu atropello, la guerra de siempre, las hambres

de siempre. Sin embargo ahora yo me muero así

(La muerte es un día perfecto que de pronto se nubla)

A veces pienso tanto en Cristo que no me persigno

¿Qué nos mata entonces? Me pregunto cenándome

Preferiría entonces tener nada que comer

Acomprendería lo que es vomitar de verdad

Mientras tanto agarro el tenedor:

—Comienzo a escribir en la sopa

aquello que se desvanece

Tamym Maulén

¡PAF!

Mi hermano raya los muros del barrio con spray:

grafitis que no entiende nadie. Llega a casa y se lava

las manos pero quedan sucias. Cuando comemos

yo miro sus manos y pienso qué habrá cocinado mamá

Pollo, arroz con ensaladas, por qué raya los muros

Mamá cocina sola, yo no le ayudo. Mi hermano

toma el pollo con sus manos negras y llenas de pintura

Mi hermano se llama Gabriel. De eso me acuerdo:

comíamos juntos, en silencio, se llama Gabriel

Yo miraba sus manos pintadas y me iba

Papá lo golpeaba. Mi madre traía los platos a la mesa:

Grafitis sin sentido

arriba del mantel

Tamym Maulén

- XXVI -

Que la vida da un curso maravilloso y estrella contra mis ojos un inmenso mar azul, cargado de energía, fruto de la vida, fruto de la libertad, de las rosas y esas lunas maravillosas; que siento la frescura de la tierra reverdecer en mis pies descalzos, que siento la firmeza de tus ojos negros clavados mas allá de mis labios, de mi memoria y mis deseos de libertaria...
Que la vida dio un giro espantoso y estrella contra tus ojos de combatiente eterno un infinito ardor de plomo y sangre, de pólvora y fusil; y que a mis palabras, tan bellas y útiles en otros tiempos, destroza y les deja menos que la angustia de una pagina en blanco.

Soy desdichada, soy plena mujer, inútil con mis palabras, inútil con mi fusil, con mi belleza… inútil con mi cuerpo si no atraviesa este muro infinito y descubre más allá de los infiernos el tuyo tibio donde poder reposar tranquila en tu trato hasta cansarme de contar los soles que pasan por la ventana, hasta que se pulvericen mis ojos, azules como el cielo de la libertad, que descifran los tuyos, negros como el cielo de la clandestinidad, profundos como vos, profundos como la causa.

Pero vendrán épocas de revancha, vendrá el fusil sobre el fusil, vendrá la rosa roja a imponer su género en el país de los sin cielo, vendrá mi condición a romper con lo que no quiero. Mi puño cerrado empuña la tinta y la espada que revolcarán en un sueño profundo y verdadero a la tristeza mundana del hoy. Y en el país triunfante y victorioso fecundaré tu valentía en mi seno, para darle a la humanidad la hombría que le faltó. Y vendrá el país de la esperanza, donde los soles saldrán tibios para cobijar nuestro lecho, para fecundar nuestra pasión, el amor que nos robó la tiranía, descansar en tu pecho mi sinceridad profunda y en tus ojos negros mi lágrima inmunda.

Hoy te deseo quieto, vivo y Aparecido, abrazante de ésta causa perdida, erguido frente a mi, consolando mis penas con tus manos tiernas, pintando una dulzura en mis sienes con tus dedos y mi pelo… hoy te quiero brisa fresca del campo que cierra mis ojos para apunarlos de encanto, quiero tu protección, tu abrazo fraterno y Compañero, hoy quiero tu risa sin llanto, tu consejo optimista susurrandome dulce al oido, hoy quiero donarme a tu energía, ser otra vez el río que desgaste tus piernas, el viento que erosione tu pecho, la mujer perfecta que no soy, que se entrega a la materialidad perfecta que no sos… hoy quiero ser la mujer que cargue con tu lagrima de metal y la florezca en símbolos de libertad sobre tu cuerpo y el mío.

jairo fiorotto

Eclipses

El miércoles estaba a punto de entrar cuando me absorbió la duda... la duda o el miedo, todavía es algo que no puedo identificar con precisión... estaba frente a mi, la puerta enorme, pesada, de madera antigua, quizás algarrobo. Intenté empujarla... pero esa fuerza, que le adjudico a la duda o al miedo, me lo impidió.
Con el corazón me arrojé hacia ella queriendo tumbarla; contra ella reboté, contra la duda, o quizás el miedo. Sangró mi nariz, mis ojos y el resto de casi todos mis sentidos. Volví a verticalizarme sobre mis pies, un poco titubeante, pero erguido en fin. Me desesperó la impotencia, mi inmovilidad frente a lo inerte... me asustó la idea de la permanencia resignada ante la duda, o el miedo... la escupí, la insulte, retrocedí y con mas fuerza la volví a embestir, pero la puerta no se abrió, al menos no frente a mi estúpida violencia, será que la duda, o el miedo... será que son mas fuertes que toda mi violencia consentida...

...

…tuve una revelación...

Vi transcurrir al sol, de norte a sur... desde la noche hasta la noche, pasando por un día azul... vi también a la luna, emerger del mar profundo, de Este a Oeste, mojada de misterio y blancura... los vi cruzarse sobre mi... en el centro de mi cardinalidad, frente a mi frente... la luna anocheció al día del sol, fabricó un día platinado sobre su dorado... (Pensé en la decapitación de la reina).
Los esclavos y los enanos saben mucho de esto.
-eclipse, me dijeron, así se llama:

…e - clip – se...

…ocurre cuando la duda y el temor se conjugan en lo alto... resultando un no-día y una no-noche... resultando nada, silencio, soledad, misterio, impotencia... resultando un cuerpo que me pertenece parado frente a una puerta enorme, pesada, de madera antigua (que no me pertenece)... quizás de algarrobo... ocurre cada miércoles, -me dijeron los enanos-, cuando estoy a punto de entrar... y termino saliendo…

jairo fiorotto

07 junio 2009

Es eso,
que genera una mirada, un susurro o un simple roce.
Es eso,
la absurda necesidad de apreciar su piel perfecta, de una suavidad intensa sobre la mía.
Es eso,
audacia de sentir y actuar sin pensarlo dos veces, ni una.
Es eso,
estremecerme con sus pechos firmes, dignos de una adolescencia plena, sobre mi torso desnudo, en el cual los años ya han marcado sus pasos.
Es eso,
su dualidad. De niña tierna, que me invita a las caricias eternas, que recorren uno a uno todos los rincones de su misterio, misterio que florece día a día. A mujer firme, amante febril que me guía a la locura de una exitación permanente.
Es eso,
perderme en la dulzura de su sexo sin pudor.
Es eso,
una aventura que no tiene más futuro que un amor no adecuado en los límites de una cama, que arde de placer.


Melanie Timpanaro

06 junio 2009

Juega el juego Dioniso

No se que hora era. Él miraba el reloj de vez en cuando y se volvía a acostar boca arriba mirando el techo. Yo estaba sentada y con las piernas cruzadas. De fondo sonaban unas canciones tristes.
En un momento apoyó su cabeza en mis piernas y me miro tiernamente a los ojos, luego los cerró como si estuviera soñando. Yo ya sabia lo que pretendía esa cara de ratos inocente y de a ratos furtiva, pero yo iba a su ritmo, todo era un juego lindo de jugar.
La mirada de búsqueda que solía tener, en ese momento había desaparecido, era un nene con juguete nuevo, era una bestia domada. Se levantó y se acostó contra la pared, me miró fijo y en un suave gesto me agarró de las manos y me llevó hacia él. Me acosté en su pecho que, bombeaba y hablaba. El colchón era angosto, pero los dos entrábamos bien, pegados, cara a cara. Me habló, me miró los ojos y me dio un beso. Yo estaba ahí, acurrucada como con frío, como corresponde al invierno, eterno invierno. Susurrábamos algunas frases, hablábamos de cosas que parecían importantes, pero hablábamos por hablar, el hecho ya estaba consumado en la cabeza de cada uno.
De un momento a otro tomó valor, me miró, me acomodó boca arriba, me besó y se saco la remera. El sexo tiene siempre los mismos pasos. Mientras me besaba me empezó a sacar la ropa de a una prenda por vez, no había apuro. Me saco la remera y desabrochó con cierta facilidad el corpiño. Se alejó e hizo una mueca de sonrisa. Él sabía que todo era un juego, que dada la situación nos era obligado asumir los papeles. Mientras me besaba, ya antes había desabrochado mi pantalón, mientras con la otra mano me acariciaba el vientre y la espalda. Agarro el pantalón, estiró un poco y lo sacó. Él, sin vergüenza alguna en unos segundos ya estaba sin ropa. Yo ya estaba casi desnuda, él lo sabía bien y sacó la prenda que quedaba. Cuando ya no había nada por sacar, él tomo cierta distancia y me miró como a la maja desnuda. Después de esa radiografía se pegó a mi cuerpo, me empezó a acariciar como si fuera de arcilla, empezó por los pechos, bajo la mano por la cintura, por el vientre, apretó mis caderas, yo estaba inmóvil, una hoja al viento. Su mano siguió su curso y bajó, me probó como quien prueba si un instrumento esta listo para ser tocado, y recibió su húmeda respuesta. Ya estaban alineadas las frecuencias y bueno, pasó lo que iba a pasar, el final predecible y todo lo que al sexo refiere, cuerpos calientes y desnudos, respiraciones entrecortadas con la boca abierta, y ese olor a fruta madura, gemidos cortos y ahogados. Me dormí.
Al despertarme por la mañana sentí frió. Lo miré fijo, lo abracé para contagiarme de su calor y pensé en el sexo como la necesidad de evitar la soledad muriendo en otro cuerpo unas horas.*

Alan Ojeda

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* Cambie el final a sujerencia de Tamym, a ver si así queda mejor.
Alan Ojeda

02 junio 2009

me encantarìa pasear en tu licuadora
balancearme en tu desayuno
comer de tu shampoo
para sòlo conocerte mejor,

me encantarìa que nos olamos la ropa interior,
perderme en tu mesita de luz,
ser el rey de tus libros,,
colapsar en tu delirio,

quiero que me conozcas mejor,

me encantarìa acompañarte hasta el trabajo,
sacarte la basura,
tirar la ùltima palada de tu tumba,
hacerte la valija para que vuelvas

y nos terminemos de conocer


no miento si pronuncio que te sigo

hasta el mismo infierno

me encantarìa.
Augusto Orta

Un miércoles Inconcluso

Era miércoles, estaba a punto de llegar cuando……….. Caí en la cuenta de que tenía que escribir sobre un miércoles inconcluso (no sé porqué). Tenía que empezar a escribir. Nunca lo había hecho. Hasta hora fui yo la que fui escrita por él.

Y mientras pasaban las ideas como en un furgón con sobrecarga, me invadió el miedo. Ni miedo escénico, ni vergüenza completa. Miedo a verlo, de nuevo. Miedo a que me escriba e inscriba en al frente: a que me siga marcando. ¿No se da cuenta que ya no puedo llevar mas marcas? Me siento mas estigmatizada que Caín. Soy un esclavo más de la escritura y de mi musa.

Si pudiera vociferar las peores calumnias, putear las peores puteadas, esta vez en vez de dedicármelas, las destinaría a la musa. ¿No se da cuenta que escribo para buscar una palabra mía, una palabra que pueda designar como propia?

Porque no hablo literatura, sino que soy hablada por ella. Porque no se inventar si no puedo inventarme a mí. Porque no creo personajes, sino que soy uno de ellos; uno que un día el morocho creó. No me dejó más escapatoria que el arte. Si alguna vez tuve dudas literarias, él me las borró. Como borro todo de mí. Vino y vio en mí una masa amorfa adolescente. Me alimentó con vino y me dejó humo y resacas. Me llenó de poesía. Y de tan orgulloso me hizo a un lado. Me pintó de amarillo y me despojó al costado. Pero me dejó una cajita hecha de retazos de pana y bolas de mimbre. Yo juego con cada una. Cada una de ellas es un alma aún más chica que la mía.

Yo le devolví odios, obsesiones: fragmentos de mi vida.

Y así, sin darnos cuenta, me convertí en su puta de castidad, en su virgen de prostíbulos: en la heroína amada de todos sus relatos. Si ustedes vieran su escritura. Dios! Que escritura.

Nunca nadie me enseñó a odiar tanto. Si pudiera lo despreciaría: lo llenaría de insultos de amor.

Y aunque me dejó a un lado, cada tanto me visita, me muestra el lado oscuro de su corazón (la cajita) y se vuelve a ir engordando rombos con la mirada, mientras yo me quedo enflaqueciendo círculos.

Desde aquél día que me creó, desde aquel día. Espero que vuelva a terminar lo que empezó: que destruya su obra, que me queme en pasión, que mate a este cuerpo que desprecia su sexo inmundo y flácido, para que me muera en él, y una vez más me vea, me invite a adorar a Dionisio, y todo vuelva a empezar…

Era miércoles, estaba a punto de llegar cuando………

Ailín McCabe