El final era esperado, lo decían aquellas noches inquietas en las que el tiempo parecía complotarse para hacerme recordar. Los soles de enero... ¡qué bellos eran! Ahora son lluvia de julio. Mis labios rojos pierden su fuerza, ¿Por qué? Serán los ríos de la vida que no paran de correr, ¡Já! La vida... la vida como un libro que te atrapa y no podes dejar de leer hasta el final, pero que ahora esperas que nunca llegue...
Melanie Timpanaro
Hace 4 años
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