DESDE UN MATRAZ ERLENMEYER / PALABRAS QUE SON EXPERIMENTOS / ERRORES
BIEN HECHOS / EVAPORACIÓN DESCONTROLADA / MEZCLAS ATÓMICAS O NUBES /
BIENVENIDOS AL LABORATORIO DE ESCRITURA CREATIVA.


23 julio 2009

LA REVELACIÓN

José se quitó los lentes oscuros y dejó al descubierto sus ojos. No podía creer que lo estuviera viendo. La columna de humo blanco se elevaba hasta allí donde la vista no llega. El ruido brutal enmascaraba el canto de las aves y el ladrido de los perros, que concertaban todos en una sinfonía del terror. La onda expansiva intentaba expulsarlo unos metros hacia atrás, pero él se afanaba en presenciar de cerca aquel espectáculo.
La nave se abrió paso a través de la intensa nube, partiéndola en dos y disipándola, sumiéndolo en una densa niebla. La estrella de fuego se encendió en el cielo y todas las ilusiones de ser el primer hombre en pisar la luna, estallaron en mil pedazos y cayeron a tierra.
Tres horas antes, aquella tarde de octubre de 2318, José esperaba afuera del consultorio del doctor De Iullis los resultados de los últimos análisis clínicos previos a la partida de la nave.
La puerta se abrió y detrás estaba el doctor. Un octogenario de largo vello facial.
-Adelante, capitán. -dijo.
José entró y, sin esperar ofrecimiento alguno, se sentó frente al escritorio. El doctor se sentó en su sillón, frente a él, al otro lado de la mesa.
-¿Cómo anda? -preguntó el doctor.
-Bien. Un poco ansioso por los resultados. -contestó José mientras se rascaba la ceja derecha.
El doctor calló unos segundos. Emitió un rugido para liberar de flema su garganta y dijo, -Verá. No tengo buenas noticias.
José permaneció en silencio y De Iullis continuó, -Hemos encontrado, gracias a estos análisis y las recientes novedosas tecnologías aplicadas en medicina, una pequeña irregularidad en su mapa genético. Al parecer, usted no es totalmente humano.
-Pero, ¿Cómo? -dijo José- Mis padres son humanos. Mis abuelos lo eran. Me veo como un humano. Soy humano.
-Bueno. -dijo el doctor- No todo es lo que parece. Evidentemente se trata de un gen recesivo de otra especie, quizás animal, vegetal o robótica, que se infiltró en algún punto de su árbol genealógico. Lo siento, capitán, pero no podrá viajar.
-¿Por qué? -dijo José- Soy el más calificado. El más fuerte y sano. ¿O acaso me han encontrado alguna enfermedad?
-Vea capitán. Es cierto todo lo que dice, y créame que si de mi dependiera, lo elegiría a usted para esta misión. Pero cuando se descubrió la farsa yankee de hace cuatro siglos, esta historia de llegar a la luna se transformó nuevamente en un asunto político muy importante. Podrá comprender, entonces, que el primer hombre en llegar hasta allí, no puede ser, ni siquiera un poquito, no humano. Lo acompaño en su tristeza pero no puedo hacer nada. Ahora, si me disculpa, debo seguir…
José no esperó a que el doctor terminara de hablar. Se levantó y salió del consultorio. Deambuló largo rato por los campos de la base aeronáutica. Lloró. Pensó en la oportunidad que se le escapaba y en su confusa red ancestral. Fue entonces cuando los altoparlantes comenzaron a rezar, -Cinco, cuatro, tres, dos…

Juan Pablo Bidegain

No hay comentarios:

Publicar un comentario