2) Me levanté como todos los dias, fui al baño y prendí el televisor para ver el clima, en ese momento descubrí que Michael Jackson, el blanco y negro viste, el del barbijo eterno se había muerto. Pero qué puedo decir, nunca fui de los que bailaban sus canciones.
Dejé por un rato a Michael de lado, para desayunar como Dios manda. De golpe, me acordé de la torta de manzana que había quedado en la heladera hacía ya varias noches atrás así que no dudé en agarrar el tenedor y zambullirme en las moléculas dulces de mi postre favorito.
Al final me pasó lo mismo de siempre, miré el reloj, y sólo me quedaban 5 minutos para vestirme, limpiar los restos de torta, ir corriendo al subte y amigarme con la gripe nuestra de cada día.
Irina Wainstein
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